La educación inclusiva es aquella que permite hacer adecuaciones curriculares según las necesidades de cada alumno. Se enfoca en las actitudes y aptitudes de cada niño y les brinda la oportunidad de recibir una educación que le permite desarrollar sus capacidades y sobre todo, aprender a su propio ritmo. Es importante destacar, que la educación inclusiva no es lo mismo que la educación especial. Sin embargo, en una escuela inclusiva podrás encontrar niños con diversas condiciones.
¿Cómo es posible?
El currículo escolar tiene una serie de parámetros que el docente debe seguir para poder planificar a lo largo del año escolar. Hay modelos basados en competencias e indicadores y otros basados en objetivos. Este currículo contiene los temarios y contenidos esperados para cada año escolar, según el grado de dificultad. A la hora de realizar una inclusión, el maestro podrá adaptar los contenidos según la necesidad específica del alumno. Por ejemplo, si tiene un estudiante con Déficit de Atención y están estudiando Sumas y Restas, el profesor reducirá la cantidad de operaciones que ese alumno debe realizar y de ser necesario también podrá modificar la dificultad hasta que el estudiante logre consolidar el mismo.
Es muy común tener estudiantes que manifiestan alguna dificultad a lo largo del año escolar, no solo en el área cognitiva, también puede ser conductual, social o emocional. Esto dependerá del ambiente en el que se desarrollan fuera de la escuela, la intervención y la atención que reciban. Es importante que el profesor conozca que esos cambios repentinos pueden ser efecto de alguna situación especial, es por eso que la comunicación constante entre la familia y escuela será mucho más positiva.
La educación inclusiva permite modificar la planificación para adecuarla de forma individual y ayudar al alumno y acompañarlo durante su proceso educativo, de esta forma se garantiza el éxito en la inclusión.
Para que sea exitosa, es importante cumplir con varios factores:
1. Sensibilidad del maestro y de la escuela. Es importantísimo tener conocimiento de cada una de las dificultades y así poder desarrollar estrategias. El personal que labore en la escuela debe sentir el compromiso de ayudar y creer que es posible educar en inclusión.
2. Un equipo multidisciplinar compuesto por: psicólogo, psicopedagoga, docente, terapista ocupacional o de lenguaje, etc. por lo general el equipo es externo al colegio y trabajan en conjunto con el de la escuela.
3. Apoyo de la familia. Es importante que las familias cuyos niños no tienen alguna condición, reconozcan el beneficio social que reciben sus hijos al compartir con diferentes niños, así evitaremos conflictos como: «no quiero que mi hijo estudie en el mismo salón con este niño». Es decir, para que la inclusión sea efectiva, el resto de las familias de la escuela deben confiar y creer en el proceso.
4. Creer y confiar en que los niños siempre dan lo mejor de sí y trabajar en equipo para poder apoyarlos en todos los ambientes en el que el niño se desenvuelve.
5. En ocasiones podemos conseguir como parte del personal de la escuela, personas que han crecido con alguna diferencia y logran alcanzar metas en su edad adulta. Esto ayuda a padres nuevos a proyectar las capacidades que puede tener su hijo en un futuro con la pronta intervención y educación adaptada.
Si hablamos de forma natural sobre las diferentes dificultades del aprendizaje, será mucho mas sencillo brindar apoyo a tantas familias que por miedo a que sus hijos sean etiquetados, se inhiben de buscar ayuda profesional. La educación es un derecho y es nuestro deber ofrecerla de calidad y para todos los niños por igual.