Como profesional dedicada a la educación, he notado con gran preocupación como el sistema educativo ha dejado a un lado la importancia de educar a nuestros niños con respeto a su desarrollo evolutivo, enfocándose únicamente en el crecimiento cognitivo, buscando la excelencia académica y olvidando que educamos a seres humanos en plena formación. Es por ello, que a lo largo de mi experiencia laboral, he generado la incógnita que da titulo a ésta redacción, ¿cuándo se nos olvidó que eran niños?

Desde el punto de vista social, la escuela, representa la institución que por excelencia debe dominar una sociedad, convirtiéndose en la necesidad más importante y un derecho indiscutible para cada individuo; partiendo de este planteamiento, es importante destacar,  que la escuela representa el pilar más importante de la sociedad para la formación de seres pensantes, y a su vez, seres comprometidos con el crecimiento de la comunidad que los rodea. Como educadores, estamos en la constante obligación de respetar las instituciones que nos permitirán formar estudiantes críticos y seguros de sí mismo, de sus habilidades, de sus actitudes y del papel que juegan en su comunidad. Es por esto, que planteo la idea que los docentes debemos exigir que el sistema modifique la diversidad de currículos existentes y se diseñen en función al respeto del desarrollo evolutivo y emocional del ser humano.

En diversos países, existe la necesidad de presionar al estudiante a que aprenda contenidos académicos a unas edades en las que su mente no ha desarrollado la totalidad de las capacidades que necesitan para generar dichos aprendizajes; mucho más, si el estudiante presenta alguna deficiencia en las áreas de su desarrollo global como la motricidad fina y gruesa o desarrollo lógico y matemático, el lenguaje, entre otras; pero las áreas más dejadas a un lado son la socioemocional y la afectiva, ya que nos encontramos con niños agobiados y no motivados para asistir a la escuela. Esta presión, genera altos niveles de frustración, no solo a los niños, sino a las familias que se ven obligadas a impulsar a sus hijos a reforzar dichos conocimientos fuera de la escuela (lo que también representa un problema económico), así como una lucha constante para conseguir que sus hijos sean admitidos en las escuelas, sobre todo si son particulares (o privadas).

Los niños, actualmente se enfrentan a un mundo que avanza rápidamente en el ámbito tecnológico, y los estímulos que reciben a diario han afectado la rutina que un infante debe tener. Para entretenerse, requiere de una tableta, para divertirse necesita un computador, para estar tranquilo necesita de un video juego; y aunque es importante que los niños desarrollen sus habilidades tecnológicas, es fundamental  que el niño se sienta aburrido y requiera de su creatividad para divertirse. De esta forma logramos que los niños aprendan. Los padres, deben brindarle a sus hijos las herramientas necesarias para  que logren desenvolverse en su entorno, con límites, pero a su vez, que se garantice que está siendo respetado por las personas que lo rodean; esto incluye la escuela que un padre escoge para su hijo.

Para la escuela actual, se ha generado un reto lograr satisfacer las necesidades que exige la sociedad. Los padres buscan escuelas bilingües, que ofrezcan actividades extra curriculares (especialmente deportivas), que ofrezcan un pénsum que logre que los estudiantes entren en las mejores universidades del mundo, y que a su vez, los niños pasen la mayor parte del día en actividades que le impiden desarrollarse como lo que son, niños. Sin que este comentario ocasione alguna incomodidad, quiero hacer referencia a que muchos niños pasan jornadas de hasta 8 horas sentados en escritorios cumpliendo con toneladas de deberes, impuestos por un pénsum y que luego llegan a casa a continuar la jornada con tareas muy largas, si a esto le sumamos la cantidad de actividades extra curriculares a las que son expuestos, ¿qué tiempo de calidad le estamos dando al niño para que juegue de forma libre o para fortalecer los valores que toda familia debe tener?

Cuando hablo de desarrollo socioemocional, me refiero a todos aquellos mecanismos que los niños deben aprender para desenvolverse dentro de la sociedad. Aprender a manejar sus emociones, a entenderse como individuo y sobre todo a saber relacionarse con sus pares. Para que éstas aptitudes sean alcanzadas, el niño debe participar en un ambiente controlado que estimule el juego, que fomente la creatividad y lo enseñe a pensar. Es importante que como maestros, logremos empatizar con el estudiante, estando al tanto de todas aquellas situaciones a las cuales el estudiante se enfrenta y saber guiarlo a cómo resolver problemas. Haciendo énfasis en este aspecto, lograremos obtener mentes relajadas y preparadas para obtener todo tipo de aprendizaje que la escuela deba impartir.

Si bien contamos con un sistema educativo desarrollado en el alcance de competencias, las cuales cuentan con una serie de indicadores que nos permiten guiar el aprendizaje, donde los estudiantes cuentan con enlaces basados en ejes transversales, es necesario realizar reformas en las que no atropellemos el desarrollo evolutivo del individuo. Basándome en la Teoría Cognitiva de Jean Piaget (1896-1980), él planteaba que “el desarrollo cognitivo es una representación progresiva de los procesos mentales resultantes de la maduración biológica y la experiencia ambiental”, lo que quiere decir, que el niño es enfrentado a una serie de estímulos que da el ambiente, los cuales son procesados según su madurez y luego se genera el aprendizaje al ser asimilados. A su vez, Piaget dividió las edades del desarrollo cognitivo en estadios, que nos permiten ubicarnos cronológicamente con lo que la mente del niño es capaz de desarrollar, respetando el orden y proceso para cada aprendizaje. Por ejemplo, si queremos que un niño aprenda a sumar, debe aprender a categorizar, a clasificar, a realizar secuencias y por último a seriar; al tener éstas habilidades consolidadas, el estudiante estará listo para lograr el objetivo.

Siendo representante de un gremio cuya misión es educar, siento una profunda responsabilidad para hacer entender a las nuevas generaciones de educadores, el papel fundamental que jugamos en la vida de cada familia que pone a un niño en nuestras manos. Más allá del aspecto lucrativo, la escuela debe sentar sus bases en el interés principal, el estudiante; sin olvidar que estamos allí para brindarles la educación que todos se merecen. A los docentes les recomiendo generar un ambiente de respeto en nuestros salones, aprendamos a detectar cualquier dificultad que tenga alguno de nuestros alumnos y desarrollemos mentes libres, con pensamiento crítico capaces de enfrentarse a un mundo que evoluciona constantemente. No tengas miedo de alzar tu voz cuando sientas que el sistema atropella el desarrollo, genera aportes que favorezcan a tus alumnos y ayúdalos a ser independientes. Por último, los invito a que nunca nos olvidemos que más que estudiantes, son niños.

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Taller sobre Berrinches

Asesoría para Padres

Dirigido a padres con niños de 2 años en adelante. Contiene una parte teórica que nos permite conocer el proceso por el que nuestro niño está pasando y así entender qué representan los berrinches, por qué ocurren y qué debemos hacer
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Taller «Ya cumplí mi primer año»

Asesoría para Padres

Con este taller podemos entender los hitos del desarrollo que está atravesando y también aprender sobre las primeras pataletas y cómo abordarlas.
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Te ayudo a construir tu rutina a través de ejemplos o a modificar la que ya tengas y realizarle los ajustes que necesites.
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Quien soy

Cecilia Zajía

Me llamo Cecilia Zajía, soy educadora egresada de la UCAB en Caracas, Venezuela, con 12 años de experiencia laboral entre Venezuela, USA, Panamá y actualmente, estoy a la espera de la homologación de mi licenciatura en España. Soy maestra enfocada en la Inclusión Escolar y en Dificultades del Aprendizaje, y además promotora del aprendizaje significativo y sobre todo, de respetar las distintas etapas del desarrollo y el tiempo que tiene cada niño en completarlos.  También soy fiel creyente de la Disciplina Positiva y por muchos años la he aplicado en mis salones de clase, y ahora que soy madre, lo aplico también en casa; pero como me encanta enseñar, decidí certificarme en Disciplina Positiva para poder ayudar y guiar a muchas familias en este hermoso camino que es la crianza.

Con esto quiero darles la bienvenida a mi blog, y a todos los conocimientos que me gustaría compartir, así como aprender de tantas madres y padres dedicados a la tarea de criar. Buscamos formar seres autónomos, felices, independientes y sobre todo que se sepan queridos y amados por sus padres, y a su vez que la crianza se vuelva una tarea agradable para toda la familia.

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